“La Sala Constitucional es el problema constitucional que tiene Venezuela hoy en día”
Eugenio Hernández Bretón.
Las recientes actuaciones de la Sala Constitucional son consideradas por los expertos como un síntoma de desconocimiento y poco apego a la Constitución por parte de los magistrados que allí se desempeñan. Para ilustrar sobre el tema Eugenio Hernández Bretón, reconocido jurista venezolano, habla sobre el papel de la sala y la autocracia legalista que se ha evidenciado en diferentes períodos de la historia de Venezuela.
Evidentemente que abordar la Sala Constitucional como problema constitucional, implicaría no solamente tomar en consideración la arista jurídica, desde la ciencia constitucional de un área cuya tarea fundamental sea la de servir como máximo intérprete de la Constitución, pero también desde el punto de vista de la Ciencia Política es un problema de investigación, y es de interés para estudiosos a escala mundial desde Australia hasta EEUU, donde la Sala Constitucional y su papel hoy en día ha sido mirado con muchísima atención.
Estudiosos de la Ciencia Política han calificado acertadamente el tipo de régimen que hemos tenido en Venezuela en los últimos tiempos como una autocracia legalista. Realmente decir que solamente estos últimos periodos han sido de una autocracia legalista, es cerrar los ojos al pasado y a los desarrollos de otras épocas (Corte Federal, Corte Suprema de Justicia, hasta llegar al año de 1811).
La cuestión es referirnos a esa autocracia legalista, como una forma de autoritarismo, solo estoy hablando de una apreciación de los estudiosos de la Ciencia Política respecto a la forma de conducirse los asuntos públicos en un país, en particular en nuestro país, ahora evidentemente esa autocracia consolidada en una sola persona que usa, abusa y desusa la legalidad.
Hay un estudio de un politólogo estadounidense de nombre Javier Corrales con un venezolano de nombre Michael Penfold (no los nombres no están invertidos, el último sorprendentemente es el nombre del venezolano y el otro el del estadounidense), que se llama El Dragón en los Trópicos, allí se habla de esa autocracia legalista que se refleja en el uso, abuso y desuso de la legalidad, es decir, la ilegalidad.
Abusar de la legalidad es recurrir constantemente al derecho y a las leyes, para revestirse de ese ropaje de autoridad. El recurso incesante a la legislación habilitante o el decreto de excepción, donde se llama a la ley o al derecho para tenerlo de mi lado, para con él actuar de la mejor manera que me parezca, ha sido una constante de esta autocracia legalista.
El abuso lo encontramos en esa forma hegemónica de control de los medios de comunicación, y de facilitarlos en manos de los afectos, simpatizantes o digamos gente poco crítica del gobierno.
Y el desuso, que es lo más grave, es el recurso de la ilegalidad, aprovecharse de la ilegalidad junto con el uso y el abuso que no ha sido bien atajado por el ente al cual le corresponde el control, el TSJ, específicamente a la Sala Constitucional.
El Tratado de Derecho Constitucional venezolano (1945), escrito por un suizo en Venezuela, señala que la jurisprudencia de la alta corte venezolana sobre control de constitucionalidad de leyes, puede caracterizarse con una sola palabra: ejecutivista. Además, se indicaba que en muchas de sus sentencias la corte se había aliado por consideraciones políticas y usaba el lema de supremacía de la constitución para dar a ella interpretaciones impulsivas, inspiradas por la situación del momento y más tarde revocarlas por la misma corte.
Treinta años después viene el doctor Gonzalo Pérez Luciani, y cita esa sola palabra que caracteriza la jurisprudencia de la Corte Federal ‘ejecutivista’ y dice ‘lo mismo puede decirse hoy en día’. Y hoy 40 años después creo que seguimos diciendo lo mismo.
Otra cita interesante, se consigue en el trabajo de Wolf (1935): En ningún lugar se habla más de la constitución que allí donde diariamente se le viola, eminentes juristas discuten la significación de los textos de los cuales se burlan los políticos.
Finalmente, Hernández Bretón asegura que el diseño de la Constitución de 1999 se hace “con un propósito que podríamos decir noble, pero en el ejercicio de esa función la propia Sala Constitucional le ha fallado a la Constitución y al país. Ha permitido que la constitución se transforme en aquello que complazca la intención de quien dirige”.