Así como no se puede estar medio embarazada tampoco se puede ser medio demócrata. Y esto también se aplica a cualquier elección, o es democrática o no lo es.
Esto viene a cuento porque en la inconstitucional convocatoria a la Constituyente, establecida en el decreto 2.830, se dice vagamente en su artículo 2 que los integrantes de la misma “serán elegidos o elegidas en los ámbitos sectoriales y territoriales, bajo la rectoría del Consejo Nacional Electoral”, lo cual es como mínimo sorprendente, pues nunca habíamos tenido en Venezuela una elección para una Constituyente en tales condiciones; las dos que hemos tenido, tanto la de 1947 como la de 1999 se realizaron mediante la elección de candidatos postulados por los partidos políticos.
El decreto no explica en qué consiste eso de ser elegidos en “ámbitos sectoriales y territoriales”, y sólo se nos ha dicho que la Constituyente sería “popular, sin élites ni partidos”, es decir, al contrario de las anteriores en la que sí participaron los partidos. De igual manera se nos ha dicho que elegir sectorialmente a los miembros de la Constituyente sería mediante “la clase obrera, las comunas, las misiones y movimientos sociales”, y que la mitad de los constituyentes, que se estiman en 500 (sin explicar tampoco el porqué de este número), serían electos en circunscripciones municipales y el resto por los sectores ya mencionados, sin más explicaciones.
Para justificar esto, se nos ha respondido que “el que toma la iniciativa dice cuáles son las condiciones”. En tal sentido, debemos aclarar que estamos hablando del poder originario del pueblo venezolano, no de una caimanera donde el dueño de la pelota impone sus condiciones. Las condiciones las impone la Constitución, no hay otra fuente.
Una elección sin partidos y mediante las comunas y otros movimientos sociales es el núcleo de este fraude constituyente, porque excluye a los partidos políticos, como se ha dicho, a pesar de que en todas las elecciones de 1999 hasta ahora no ha habido elecciones sin ellos. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿los partidos son buenos para elegir presidente, gobernadores o diputados, pero no para escoger constituyentes? Esto sencillamente no tiene lógica en una democracia, pues en su estructura los partidos no son prescindibles, son esenciales. En consecuencia, esta exclusión es antidemocrática e inconstitucional. Fraude.
Respecto a la condición de establecer la elección de los miembros de la Asamblea mediante circunscripciones municipales, al no tener los detalles de tal tipo de elección no podemos ahondar en esto, pero sí podemos decir que parece quererse evitar la manera de elegir en 1999 donde con el sistema aplicado el oficialismo tuvo como resultado que con el 65% de los votos obtuvo el 95% de los constituyentes. Es obvio que si se aplicara ese sistema probablemente los constituyentistas serían representantes sólo de partidos de la oposición. Con ello podemos concluir que la forma de elecciones varía de acuerdo con los intereses del oficialismo. Otro fraude.
Respecto a la elección por sectores o grupos sociales, debemos decir que en ninguna parte de la Constitución se establecen elecciones sectoriales para ningún cargo. Para ninguno.
Por ello, lo más grave de esta convocatoria es ese voto sectorial que se pretende, pues ya no se tendrían representantes de 30 millones de ciudadanos, sino que habría representantes de grupos, como sería el caso, por ejemplo, de los obreros, y en tal supuesto no sorprende que esos los nombren sólo los sindicatos reconocidos por el CNE, lo cual, como es público y notorio, serían mayoritariamente los sindicatos oficialistas, con lo que los constituyentes de ese sector serían instrumentos del gobierno. Otro fraude
Más obvio es el caso de las comunas, pues como es sabido, la ley que las regula señala expresamente que son creadas para la construcción del socialismo. En este sentido, la representación de este sector es más que dudosa, primero porque la comuna no está en la Constitución, y segundo porque por más que el Gobierno hable mucho de ellas, las comunas apenas están constituidas y vigentes en algunas porciones del territorio nacional, por lo que ni siquiera representan a todas las comunidades organizadas. En conclusión: otro fraude.
Podemos ir a los otros sectores que se han mencionado, y el resultado es el mismo: se trata de elementos controlados por el Gobierno, lo que lleva al hecho insólito de que un régimen que dice que está construyendo el socialismo utilice herramientas sectoriales o corporativas que sólo han sido aplicadas por regímenes que el propio Gobierno describe como contrarios a él: los fascistas.
Los gobiernos fascistas utilizan la división de la sociedad como excusa para dominarla; así en el régimen franquista, sólo se reconocían los sindicatos oficiales (¿nos suena esto?) y eran estas entidades las que nombraban representantes en las Cortes, que eran una imitación de poder legislativo, como ahora aquí se pretende con esta apariencia de Constituyente. Por su parte, los regímenes comunistas, quizás más cercanos en apariencia al sistema venezolano al autodenominarse socialismo, como es sabido, justifican su supuesta democracia en la elección mediante un partido único. Sin embargo, también hacia esto es a lo que también se está dirigiendo el Gobierno con el requerimiento de la renovación de los partidos y otras acciones que ha llevado adelante para anular a la oposición.
En consecuencia, en Venezuela no sólo no hay elecciones, sino que además las que se pretenden realizar ni siquiera son democráticas.
De ahí que la conclusión de todo esto sea más que evidente: la propuesta del Gobierno no es hacer una Constituyente, tanto porque no se cumplen los requisitos para que esta se verifique como porque lo que propone no es propio de un régimen democrático.
¿Y a ti venezolano, cómo te afecta?
No puede haber Constituyente si no se elige por mecanismos democráticos y la división de la población para controlar una elección no lo es, por lo que su consecuencia, tampoco puede serlo. Y recordemos, una vez más, que los derechos humanos sólo pueden existir en democracia. Y ya sabemos que la democracia, lamentablemente, no es el único deceso provocado por el régimen.
Para ver infografia sobre el tema, visitar: